Argán: el árbol que en sus ramas alberga cabras en vez de aves

Desde este año la ONU conmemora el 10 de mayo el Día Internacional de esta especie, con múltiples propiedades aún no del todo aprovechadas.

El argán (Argania spinosa) es una especie autóctona de la región subsahariana de Marruecos, en el suroeste del país, que en da en zonas áridas y semiáridas. Es la especie emblemática de un ecosistema boscoso, también conocido como Arganeraie, que es rico en flora endémica. Es resistente a un entorno duro, con escasez de agua, riesgo de erosión y los suelos pobres.

Este ecosistema de extraordinaria belleza no sólo es importante en términos de conservación, sino también para la investigación y el desarrollo socioeconómico, debido a su uso forestal, agrícola y ganadero.

Los bosques de argán proporcionan productos forestales, frutos y forraje. Las hojas y los frutos son comestibles y muy apreciados, al igual que el sotobosque, y constituyen una reserva forrajera vital para todos los rebaños, incluso en períodos de sequía. Los árboles también se utilizan como leña para cocinar y calentarse.

De las semillas se extrae el mundialmente conocido aceite de argán, que tiene muchas aplicaciones, especialmente en la medicina tradicional y complementaria y en la industria culinaria y cosmética.

¿Qué es el aceite de argán?

El aceite de argán es uno de los aceites más raros del mundo y es aclamado como el “oro líquido” de Marruecos. Tiene múltiples usos en la cocina, la medicina y la cosmética. Su capacidad para prevenir enfermedades cardiovasculares y sus beneficios para la piel están reconocidos científicamente. Las mujeres rurales dirigen todo el proceso de extracción gracias a los conocimientos transmitidos de una generación a otra.

El argán como pilar fundamental para el desarrollo sostenible

En esta zona de clima seco, estos árboles son la única fuente de alimentación en determinadas estaciones del año.

El sector de la producción sostenible de argán contribuye al empoderamiento económico y a la inclusión financiera de las comunidades locales, especialmente de las mujeres que viven en zonas rurales. Las cooperativas son fundamentales para promover las oportunidades de empleo local y pueden desempeñar un papel importante en la contribución a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.

Durante siglos, el árbol de argán ha sido un pilar de las comunidades rurales indígenas de origen bereber y árabe, que desarrollaron una cultura e identidad específicas, compartiendo sus conocimientos y habilidades tradicionales a través de la educación no formal, en particular el conocimiento único asociado a la producción tradicional de aceite de argán por parte de las mujeres.

El singular sistema agroforestal-pastoral basado en el argán utiliza únicamente especies adaptadas al lugar y actividades de pastoreo, y se apoya en la gestión tradicional del agua proporcionada por la matifiya, un depósito de agua de lluvia excavado en la roca, contribuyendo así a la mitigación y adaptación al cambio climático y a la conservación de la biodiversidad.

Por todo ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) designó en 1988 la zona de producción endémica como Reserva de la Biosfera de Arganeraie. Asimismo, todos los conocimientos relativos al argán fueron inscritos en 2014 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.

Además, en diciembre de 2018, la FAO reconoció el sistema agrosilvopastoral basado en el argán dentro de la zona de Ait Souab – Ait Mansour en Marruecos como Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial.

Y por último, en 2021, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 10 de mayo como Día Internacional del Argán. La resolución, presentada por Marruecos, fue copatrocinada por 113 estados miembros de las Naciones Unidas y adoptada por consenso.

Fuente: ONU